Urdiales acaricia el alma con una faena de gran belleza en Bilbao

En una tarde que estaba marcada por la ausencia de Morante, Diego Urdiales firmó en Bilbao una faena de las que no se olvidan. Ya en el primero demostró ofició frente a un toro informal, en el que dio una vuelta al ruedo. Con el cuarto, un toro manso que no prometía nada y que huyó del caballo, el riojano bordó el toreo clásico con pureza y verdad. La plaza se rindió ante la profundidad y la templanza de su muletazos, en una obra que quedará grabada entre lo mejor de la temporada. La plaza se puso en pie antes de la estocada, y las dos orejas llegaron como reflejo de una emoción unánime.
Alejandro Talavante dejó momentos de mucha torería en el primero de su lote, pero sin llegar a redondear con la espada. En el quinto, tras brindarle la faena a Urdiales en gesto de torero a torero, sacó raza y decisión ante un animal falto de emoción al que le cortó la oreja.
Borja Jiménez volvía a Bilbao apenas 48 horas después de haber indultado un toro de La Quinta. Eso no fue óbice para mostrar su ambición desde el primer momento, yéndose a portagayola en sus dos actuaciones. El toro tuvo clase pero escasa duración, y el sevillano aprovechó sus pocas embestidas con suavidad. En el sexto, volvió a mostrarse firme y dispuesto, especialmente por el pitón derecho, aunque la espada le privó de premio.
Ficha del festejo: |
Plaza de toros de Vista Alegre de Bilbao. Quinto festejo de las Corridas Generales. Tres cuartos de entrada. Toros de Garcigrande
Diego Urdiales, que sustituía a Morante de la Puebla, vuelta al ruedo tras petición y dos orejas. Alejandro Talavante, silencio tras aviso y oreja. Borja Jiménez, silencio y ovación. |