La legendaria temporada de 1941 en la Maestranza

¿Qué pasó hace 80 años en Sevilla?

Aún resuena el último clarinazo que ponía fin a la temporada 2021 en la Maestranza. Un año en el que no hubo Feria de Abril, pero sí de San Miguel que muchos han catalogado de histórica. Ha sido excepcional en cuanto a las circunstancias que le han rodeado derivadas de la pandemia. En lo que respeta a lo artístico, en la memoria quedarán las faenas de Morante de la Puebla, Emilio de Justo, Diego Urdiales, Juan Ortega o Manuel Escribano. Por el contrario, dejó mucho que desear el juego del ganado y se plantean muchas dudas sobre cuáles son los conocimientos del público que acude ahora a las plazas.

La que sí se inscribió en los anales de la historia fue la de temporada de 1941. Pero, ¿qué pasó hace 80 años en Sevilla?

Como apunten numérico, se celebraron un total de quince festejos de los cuales seis fueron corridas de toros y nueve novilladas.

Como es tradicional, las puertas de la Maestranza se abrieron el Domingo de Resurrección. Aquel 13 de abril tomaba la alternativa José Ignacio Sánchez Mejías, hijo del polifacético torero y sobrino de la dinastía de los “Gallos”. Tuvo de padrino a Pepe Bienvenida y como testigo a Pascual Márquez. Fue la última alternativa en la que estuvo presente y su última tarde en Sevilla. Un mes y medio después, el 30 de mayo en Madrid, Pascual Márquez moriría a consecuencia de cornada que le infirió Farolero de Concha y Sierra en Las Ventas el día 18 del mismo mes. El toro que le tocó en suerte para su doctorado se llamaba Tahonero, número 33, negro zaino, de Francisco Chica. José Ignacio tuvo una carrera muy corta. Fue un torero armónico y banderillero, pero nunca pudo superar el miedo.

La Feria de Abril estuvo compuesta por tres corridas de toros y una novillada. El ciclo tenía dos protagonistas que compitieron todos los días: Pepe Luis Vázquez y Manolete. El primero ya era el ídolo de Sevilla; el segundo la conquistó ese año y fue base de su cartelería hasta el año de su muerte, tan solo faltando en 1943 y 1946.

La primera tarde en la que se enfrentaron fue la del 18 de abril. Completó el cartel Juan Belmonte Campoy con toros de Urquijo. En este primer enfrentamiento empataron a un trofeo Manolete y Pepe Luis. Don Fabricio en ABC describió la faena del cordobés de esta manera: “Brava la res y de preciosa lámina, Manolete la tomó de capa por verónicas, modelo de temple y, al repetir en quites, juntó las zapatillas, lo que dio naturales realce y magnificencia al impecable juego de brazos”. Por otra parte, del sevillano aseguro que “brotó ayer desbordante, y las rosas multicolores de sus lances pimpantes, se ofrecieron en ramilletes a la afición que le sigue y le admira. Brinda al general Saliquet y alegra al toro a muleta plegada, para lograr cuatro naturales de gran fractura, especialmente los tres últimos, y ligar con el pecho”.

La segunda tarde, el 19 de abril, tuvo como triunfador a Pepe Luis con dos orejas en una corrida que abrió Pepe Bienvenida, que también cortó un apéndice. Pero este día se sucedió otro acontecimiento. La mítica ganadería de Miura hizo su debut en el coso del Baratillo. Aquel mismo año se hizo cargo de ella Don Eduardo Miura, padre de los actuales propietarios Antonio y Eduardo. Recibió este legado de su padre Antonio y de su tío José y se mantuvo al frente hasta 1996, que pasó a manos de sus hijos. Su presentación en Sevilla fue triunfal y desde entonces no ha faltado a ninguna Feria de Abril.

En el periódico ABC, Don Fabricio narró la simbiosis entre Pepe Luis y Miura de esta forma: “Cuatro verónicas -insuperables las dos iniciales- fueron el saludo de Vázquez al miureño de su gran triunfo. Y con la flámula, el tanteo mediante dos ayudados de rica esencia torera, para ligar tres naturales, que no habrá quien los mejore, y al remate un limpio pase de pecho como resumen del magistral jugar muñequero del diestro de San Bernardo. Luego de dominado el Miura, el adjetivo del gracioso adorno: cascada de gemas, desgranada por magia de Pepe Luis sobre la luminosidad del albero único”.

Al día siguiente, la apoteosis se desató con Manuel Rodríguez “Manolete”. Realizó la faena más importante de su carrera en Sevilla y paseó un rabo, el único de su trayectoria en esta plaza. La tarde no estaba saliendo como todos esperaban hasta la salida del séptimo toro. Lo acompañaron aquel día Pepe Bienvenida, Juan Belmonte Campoy y Pepe Luis. El encierro que se lidió era de Villamarta. Se da la circunstancia que ese mismo día se enterraba la ganadera. Fue un bonito homenaje para ella. Aquel toro no fue fácil, pero el “Monstruo” inspirado realizó una faena emocionante. De aquella tarda, Don Fabricio contó que “las campanas de Córdoba, plañideras porque había muerto Guerrita, trocaron el afligido son en alegre repique de gloria, porque Manolete, legítimo sucesor de aquel coloso, superó hasta la sublimidad el memorable arte de su ascendiente. No alcanza nuestro recuerdo nada semejante: de tanta justeza y elegancia, de tal calidad como la faena del cordobés al séptimo de Villamarta”.

Cerró la Feria una novillada de Flores Tassara que lidiaron Antonio Bienvenida, Toni y El Andaluz.

De lo que resta de temporada, cabe destacar la encerrona de Pepe Luis con toros de Benítez Cubero el día del Corpus, 12 de junio, en la Corrida de la Prensa. Resultó bastante decepcionante para la expectación que se había creado. Tan solo pudo cortar una oreja.

El 29 de junio tuvo lugar el último gran acontecimiento que se viviría ese año en el ruedo maestrante. Fue con una novillada, también de Benítez Cubero, en la que se acartaleron Pepe Alcalareño y Luis Ortega con el gran triunfador Manolo Martín Vázquez. Le cortó las dos orejas y el rabo a los dos novillos de su lote. Consagrado como novillero puntero, tomó la alternativa una semana después. El 6 de julio en Barcelona de manos, casualmente, de Manolete y Pepe Luis Vázquez con toros del Duque de Pinohermoso.

Pepe Luis hizo su último paseíllo en Sevilla ese año en la única corrida de toros que hubo en la Feria de San Miguel. Lo hizo junto con Juan Belmonte Campoy y Gallito con reses de Enriqueta de la Cova.

Fuentes:

Publicado en la revista «El Temple»