La pureza de Diego Urdiales aflora en un descafeinado inicio de San Isidro

El manso encierro de Alcurrucén no dio muchas opciones de triunfo en una tarde en la que García Pulido dejó gratas sensaciones

La Feria de San Isidro ha dado el pistoletazo de salida con un gran ambiente y con el primer cartel de «No hay billetes» colgado. La expectación se tradujo en desilusión por la mansedumbre del encierro de Alcurrucén. Sólo Diego Urdiales dio una vuelta al ruedo tras realizar la faena más inspirada de la tarde, mientras que García Pulido, que confirmaba la alternativa, dejó gratas sensaciones.

«Amoroso», que hizo tercio, saltó al ruedo sueltecillo de los capotes, pero Diego Urdiales se desquitó con un quite por verónicas de bello trazo. Pronto se puso a torear con un toro que tuvo emoción y ritmo en su embestida. Dibujó dos buenas series con la diestra en la que hubo muletazos con profundidad. Por el izquierdo le costaba más y se quedaba mas cortito, pero firmó naturales muy templados y con mucha verdad. Al volver sobre la mano derecha el astado ya había perdido fuelle por la acusada falta de casta y tuvo que irse a por la espada. Acabó con él de un buen espadazo y dio una vuelta al ruedo.

El quinto, «Chalino» de nombre, fue un toro con mucha violencia que volvió a poner en tensión a las cuadrillas. Urdiales lo sacó hacia los medios por doblones. Resultó ser el más deslucido y complicado del encierro de Alcurrucén, midiendo mucho al torero riojano que estuvo muy asentado.

«Afectuoso», que abría la Feria de San Isidro, no se entregó en los lances de García Pulido y manseó en el tercio de varas. Tampoco ayudó mucho en banderillas. El animal cambió de comportamiento cuando le plateó batalla el joven torero. Metió bien la cara en la primera tanda con humillación y ritmo. El madrileño lo condujo en redondo con la diestra, aprovechando el buen pitón derecho que tenía el de Alcurrucén. Fue acortando las distancias con mucha firmeza para abrochar por bernadinas. Mató de una estocada algo caída y saludó.

«Bandido», que cerró plaza, rehusó de la puya. García Pulido volvió a mostrarse muy seguro por lo que se puso a torear sin probaturas sabedor de la poca durabilidad que tendría su oponente. Le buscó las vueltas para limpiar los muletazos de un toro con mejores inicios que finales, pero al que le faltó transmisión y continuidad en la embestida.

«Rompe-Olas» derribó al caballo de Aurelio Cruz, que cayó de fea manera y tuvo que pasar a la enfermería. Morante de la Puebla dejó unas trincherillas de gran belleza en el inicio del trasteo. Poco a poco lo fue metiendo en la muleta al natural. Un astado que se desplazaba, pero lo hacía con la cara arriba siempre. Cerró una faena muy medida con otra serie al natural con mucha torería y ajuste. No estuvo acertado con la espada.

«Tamborilero», que hizo cuarto, un bonito y serio ejemplar que manseó en los primeros tercios. Con mucho garbo por bajo comenzó Morante. Lo sacó hacia los medios para citarlo en la media distancia. Con ese planteamiento de faena, le costaba embestir. Ante la falta de acople el torero sevillano, que había salido a torear con el estoque de matar, abrevió.

Ficha del festejo:
Plaza de toros de Las Ventas de Madrid. Primer festejo de la Feria de San Isidro. Cartel de «No hay Billetes». Toros de Alcurrucén, bien presentados y mansos en líneas generales.
Morante de la Puebla (de buganvilla y oro), silencio tras dos avisos y silencio.
Diego Urdiales (de sangre de toro y oro), vuelta al ruedo tras petición y silencio.
García Pulido, que confirmaba la alternativa, (de celeste y plata), ovación con saludos tras aviso y silencio.
Incidencias: Joao Ferreira y Alberto Zayas saludaron tras banderillear al cuarto.