Román, a sangre y fuego, triunfa en una dura encerrona en Valencia

El torero valenciano cortó dos orejas y salió en hombros

Foto: vía twitter @RomanCollado

Aunque suela hablarse de arte o de estética, la grandeza del toreo abarca mucho más que eso. La prueba se refleja en la tarde vivida hoy en Valencia. Román se encerraba con seis toros para celebrar su décimo aniversario de alternativa con un precioso traje celeste y azabache que homenajeaba a Granero. Una tarde de gesta y de gestos que comenzó con una atronadora ovación y fue tornándose en una dura prueba de la que jamás rehusó el torero valenciano. La épica se hizo presente durante la lidia del quinto. Previamente, con una sola oreja en el esportón, había lidiado toros de distinto calibre, pero ninguno ellos le había brindó facilidades. El de Domingo Hernández fue uno más en esa lista, pero con él se jugó pasar a la enfermería en dos ocasiones. Con la puerta entreabierta, Román adolorido y mareado, salió a por todas con la raza que le caracteriza. Una puerta grande ganada a fuego y sangre.

«Malanda», de El Parralejo, abrió la tarde sin entregarse en el capote, al igual que lo hizo en el caballo. Brindó Román este primero al público en agradecimiento por su apoyo. Le dio distancia en una primera tanda en la que el animal tomó bien los engaños. Precisamente los terrenos y los tiempos fueron fundamentales para la estructura de su faena y que el toro rompiera hacia adelante. Lo toreó en redondo y con muletazos de mano baja por el pitón derecho. Por el izquierdo, le costaba más desplazarse. Pinchó antes de acertar con la espada y todo quedó en una ovación.

A «Sacacuartos», de Fuente Ymbro, un toro serio y muy cuajado, lo recibió con dos largas de rodillas en tercio. El valenciano lo llevó galleando al peto, donde empujó. Román no lo tuvo nada fácil con un animal que se quedaba corto y cabeceaba en cada muletazo. Hizo un esfuerzo, tragándole mucho siempre, pero a base de mando logró meterlo en el canasto. Plasmó series meritorias, de mano baja, que tuvieron emoción. Abrochó con unas ajustadas bernadinas y una estocada y paseó una oreja de peso.

El tercero, «Deslubretito», un ejemplar alto de Pedraza de Yeltes, no le permitió lucirse de capa a Román. Brindó en esta ocasión a la Alcaldesa de Valencia y al Alcalde de Madrid. Genuflexo inició el último tercio para sacarlo hacia los medios. Con mucha suavidad, lo condujo a media altura. El astado embestía sin querer tomar la muleta por abajo y por el izquierdo salía más desentendido acusando la falta de raza. El torero valenciano no pudo pasar de voluntarioso.

Con un ramillete de verónicas saludó a «Estufista», de Victorino Martín, que saltó en cuarto lugar. Román brindó a su paisano El Soro, que le tocó una diana floreada desde el callejón. El cárdeno fue una alimaña que pronto se orientó buscándole los muslos. El valenciano tuvo que abreviar.

A portagoyala se fue a recibir al quinto. «Rimbombante», de Domingo Hernández, un toro cuajado y amplio de pitones, que no fue castigado. Con el ambiente algo frío, decidió coger los palos y puso un par de banderillas al quiebro por los adentros, aunque no con mucho acierto. Lo citó en el mismo centro del platillo a donde acudió rápido, pero a la vez saliéndose de la franela y buscando las tablas. En esos terrenos tuvo que robarle los muletazos aprovechando la inercia por los adentros. El toro le pegó una fuerte voltereta en la que cayó mal pero sin consecuencias. Enrazado, volvió a la cara del astado y le pegó una última serie. Estaba muy costoso para entrar a matar, pero Román entró a por todas jugándose la cornada en otro susto.

Antes de la salida del sexto, se tomaron unos minutos para que Román se repusiera, ya que andaba mareado a consecuencia de las dos cogidas sufridas. Tirando de pundonor y sin pasar por la enfermería, se volvió a echar la tarde encima. A «Zamorano», de Luis Algarra, le dejó unos lances muy suaves con una rodilla en tierra. El cierraplaza fue el único que tomó los engaños con más nobleza y fijeza, aunque con mejores inicios que finales. El valenciano le dio tiempo entre serie y serie, que siempre fueron ligadas y por abajo. Las dos al natural gozaron de un mayor temple. Cerró genuflexo con unos muletazos de cartel. Enterró la espada, pero aunque necesitó de golpe de verduguillo, cortó la otra oreja que necesitaba para cruzar la puerta de sus sueños.

Ficha del festejo:
Plaza de toros de Valencia. Segunda de la Feria de Fallas. Casi tres cuartos de entrada. Se lidiaron toros por este orden El Parralejo, Fuente Ymbro, Pedraza de Yeltes, Victorino Martín, Domingo Hernández y Luis Algarra. 1º, mansito; 2º, complicado y exigente; 3º, falto de raza; 4º, con peligro; 5º, manso; 6º, noble.
Román (de celeste y azabache), ovación con saludos, oreja, silencio, silencio, ovación con saludos y oreja.
Incidencias: Saludaron Antonio Chacón tras banderillear al segundo y Ángel Otero en el tercero.
Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Julio Soriano Mestre, veterinario de la plaza de Valencia.