Roca Rey y «Leguleyo», una simbiosis explosiva en Fallas

El torero peruano cuaja una emocionante faena a un gran toro de Jandilla al que se le pidió el indulto

Foto: vía Twitter @RocaRey

Roca Rey ha reventado la Feria de Fallas en una tarde en la que ha cortado tres orejas. Tuvo un compañero indiscutible en en lío que formó. «Leguyelo», un extraordinario toro de Jandilla, bravo, enclasado y de emoción arrebatadora. La conjunción entre ambos fue perfecta. El público enloqueció con la magnitud de lo vivido y, en ese éxtasis, pidió fuertemente el indulto. La polémica que enmascaró por momentos el triunfo. Lo cierto es que a «Leguyelo» no se le vio en el caballo, argumento de peso para que no volviera a casa. Algunos seguirán dándole vueltas al tema; otros, en su memoria, guardarán cada una de sus embestidas; y el resto, se fueron tras el peruano para llevarlo en volandas hasta el hotel.

Lanceando a la verónica se llevó hasta los medios Roca Rey a «Leguleyo», que hizo tercero. Como señal de intenciones, brindó al público. En esos terrenos se puso de hinojos recetando dos pases cambiados en un inicio vibrante. El toro se vino arriba en este último tercio, embistiendo con bravura y pidiendo el carné. Con la diestra toreó reunido, pero al natural le cogió más el sitio y se mostró mas asentado, llevándolo largo y por bajo. Momento en que se cantó más entre el público. Volvió al pitón derecho para concluir la faena, dibujando otra serie en redondo para hilvanar con circulares invertidos que pusieron en pie a los tendidos. La pañolada se desató pidiendo el indulto de un gran toro. Viendo Roca Rey que el pañuelo que asomó fue el del primer aviso, se tiró a matar dejando una estocada corta, pero rotunda. Las dos orejas fueron unánimes al igual que la vuelta al ruedo del toro de Borja Domecq.

Con el doble premio en el esportón, se fue a la puerta de chiqueros a recibir a «Venero». Quiso pararlo en el tercio a pies juntos, pero salió sueltecillo y se fue a los medios a buscarlo para dejar un vistoso saludo por chicuelinas. Roca Rey comenzó con firmeza entre las dos rayas de picar frente a un astado que tenía movilidad. Lo sacó hacia fuera donde cimentó una labor en la que hilvanó muletazos con profundidad. El toro, aunque miraba hacia tablas, aguató en la franela. Los naturales, de uno en uno, aguantando la irregular embestida del animal. Se sintió podido a mitad de faena y tuvo que irse el peruano a los terrenos que le indicó el de Jandilla. Tras otra estocada similar a la anterior, paseó otra oreja.

Abrió la tarde «Subersivo», un cinqueño muy serio que perdió en dos ocasiones las manos en el percal de José María Manzanares. Después de pasar desapercibido por el peto, Alejandro Talavante entró en escena con un buen quite por chicuelinas de mano baja. El alicantino se puso a torear sin probaturas con mucha suavidad, cuidándolo mucho, pero intentando que rompiera hacia adelante. El de astado se arrancó de lejos en las siguientes series en las que embistió con codicia y Manzanares ligó e imprimió temple. Por el izquierdo era otra cosa. Cabeceaba, reponía pronto y, tras dos coladas, decidió volver a la diestra. Fue entonces cuando le apretó en dos tandas que tuvieron mucha intensidad. Entró a matar recibiendo y cortó una oreja.

A «León», de Vegahermosa, que hizo cuarto, le dejó bonitos lances de recibo Manzanares. Un astado que no se empleó en el caballo y que llegó defendiéndose al último tercio. El torero alicantino toreó muy a favor del animal en los primeros compases. Una serie embistiendo por abajo en la que hubo ligazón dio esperanzas. Fue por ese pitón derecho por el que metía la cara mejor, pero cuando intentaba someterlo para que la faena tomara vuelo, el toro perdía las manos. Enterró la espada en el segundo envite.

Alejandro Talavante se encontró con el peor lote del festejo. Salió a por todas recibiendo a «Orientador» por faroles y verónicas con mucho ajuste y un precioso remate a una mano. Con mucha quietud quitó Roca Rey por chicuelinas y tafalleras. El extremeño firmó un inicio de improvisación y torería. El animal le costó ya embestir en la segunda serie, pasando con sosería y quedándose corto. Con el de Jandilla muy parado, pisó terrenos comprometidos. Mató de estocada y tres descabellos.

«Zanjalimpio», el otro cinqueño de encierro, no le permitió lucirse con el capote a Talavante y pasó sin entrega por el tercio de varas. Cuando estaba plasmando un bonito inicio por doblones, el toro embistió con violencia y le arrebató la muleta. A la mansedumbre acusada que poseía, se le unió esa aspereza que no le dio opciones de triunfo.

Ficha del festejo:
Plaza de toros de Valencia. Octava de la Feria de Fallas. Cartel de «No hay billetes». Toros de Jandilla y Vegahermosa (4º), bien presentados y de buen juego en general. Destacó el 3º, de nombre «Leguleyo», premiado con la vuelta al ruedo.
José María Manzanares (de nazareno y oro), oreja con petición de la segunda y silencio.
Alejandro Talavante (de grana y oro), silencio y silencio.
Roca Rey (de grana y oro), dos orejas tras aviso y oreja tras petición.