Borja Jiménez: ‘Estuve parado siete u ocho años y gracias a la Copa Chenel la gente empezó otra vez a hablar de mí’

Borja Jiménez atraviesa uno de los momentos más dulces de su carrera. Toreando con profundidad, madurez y entrega en todas las plazas. Su nombre ha dejado de ser una promesa para convertirse en una sólida realidad del escalafón. Pero este camino no ha sido inmediato. Hubo una etapa larga de silencio, de espera Hasta que llegó la Copa Chenel.
“Antes de la Copa Chenel era un torero que estaba buscando su sitio. Como persona sigo siendo el mismo, pero profesionalmente no tenía prácticamente nada. Estaba totalmente parado, sin contratos, sin opciones. No había puertas abiertas y lo poco que salía, era a base de luchar muchísimo. Y claro, eso desgasta. La Copa Chenel fue una luz en ese momento”.
En aquel certamen encontró la oportunidad de mostrar lo que llevaba dentro y que no había podido enseñar durante mucho tiempo.
“Fue fundamental. Ahí volvió a sonar mi nombre, que llevaba años en silencio. Estuve parado siete u ocho años, sin apenas torear, y de repente, gracias a la Copa, la gente empezó otra vez a hablar de Borja Jiménez. Volví a estar en la conversación de los aficionados, de los empresarios, de los profesionales del toreo. Y eso, después de tanto tiempo esperando, fue muy grande para mí”.
“No llegué a la final, es verdad, pero tampoco lo viví como una derrota. Al final el toreo no es una línea recta. Aquello no salió como me hubiera gustado, pero salieron otras cosas que me impulsaron. Sinceramente, tengo mucho que agradecerle a la Copa Chenel. Porque gracias a ella, surgieron otras oportunidades fuera que fueron las que me trajeron hasta aquí. Fue una semilla que germinó en el momento justo”.
A los finalistas de este año, les lanza un consejo desde la experiencia: “Les diría que lo vivan con ilusión, con entrega, pero sobre todo con responsabilidad. Estar en la final ya es un triunfo. No hace falta ganarla para que te abra puertas. Si se entrega uno de verdad, si uno demuestra lo que lleva dentro, la Copa Chenel puede ser el principio de muchas cosas. Que no desaprovechen ni un segundo de esa oportunidad”.
Hoy, Borja está en otra etapa. En la del reconocimiento, la del respeto, la de la madurez. Hay quien dice que está “en ese punto en que podría torear hasta una farola”. Él lo escucha con humildad, pero reconoce que atraviesa un gran momento: “Estoy muy bien. Me estoy encontrando muy cómodo, muy a gusto en la plaza. Me están sirviendo muchos tipos de toros distintos y eso me está haciendo crecer. No en todas las plazas uno se encuentra igual, pero sí siento que cada vez conecto mejor, que entiendo más lo que necesita cada toro. Eso es lo que da la continuidad: cuajar un toro, luego otro, y luego otro. Y eso me está pasando”.
Torea con solvencia encastes variados, desde Domecq hasta Albaserrada: “Cada encaste es un mundo. No es lo mismo un toro de Domecq que uno de Victorino. Pero para eso está la preparación. Yo me tomo cada corrida como única. Semanas antes estudio, entreno, me mentalizo… y según la ganadería, adapto la preparación. No se puede salir igual ante todos los toros. Hay que prepararse para acoplarse a cada embestida. Ahí está la clave”.
Su punto de inflexión fue Madrid. Primero en el verano, con una corrida de Rober Margé, y después con la apoteosis de la Puerta Grande del 8 de octubre con tres toros de Victorino Martín: “Aquella primera tarde de Margé fue muy importante. Me pidieron una oreja, al final di una vuelta al ruedo, y eso fue el primer aviso serio. Ahí Madrid empezó a mirarme distinto. Gracias a esa tarde, me pusieron en el cartel de otoño».
“Salir a hombros por la Puerta Grande de Madrid… es algo que sueñas desde niño. Es una felicidad plena. Una confirmación de que todo ese esfuerzo había valido la pena. Ver a Madrid entregada, sentir ese reconocimiento… eso no se olvida nunca. Me sentí privilegiado”.
La consagración definitiva llegó con sus faenas a toros de Victoriano del Río y Santiago Domecq en San Isidro. Premios, orejas y el respeto de todos: “San Isidro fue la confirmación de que lo de 2023 no fue una casualidad. Volví a triunfar. Salí a hombros, me llevé todos los premios, incluida la mejor faena de la feria… y eso me abrió todas las puertas. Ahora ya no me ven como una revelación. Me ven como una realidad”.
Hoy, es un hombre que vive por y para el toreo, eso que siempre soñó, buscó y de lo que, a día de hoy, nadie le puede arrebatar.