Cara y cruz en la despedida de Pablo Hermoso de Algeciras a hombros con Roca Rey

Pablo Hermoso de Mendoza ha triunfado en su despedida de la plaza de toros de Las Palomas cortando un total de tres orejas. Una tarde agridulce para el rejoneador navarro puesto que su caballo «Regaliz» fue cogido en el primero de la tarde tras resbalarse en la cara del toro. Le acompañó en la salida en hombros Roca Rey, que lidió un buen toro de Núñez del Cuvillo que fue premiado con la vuelta al ruedo. Por su parte, Juan Ortega no tuvo ninguna opción con su lote.

Pablo Hermoso de Mendoza recibió al primero a lomos de «Regaliz» con el que puso dos rejones de castigo y que fue herido feamente. Dio una muestra de doma clásica, destacando con el toreo a dos pistas con un toro con raza. Dejó un gran rejonazo de muerte y cortó una oreja.

Al cuarto le clavó un rejón de castigo sobre «Nómada». Arriesgó mucho Pablo Hermoso de Mendoza con «Talento» frente al de Fermín Bohórquez que apretó mucho. Espectacular estuvo con «Malbec» haciendo piruetas en la cara. Culminó con las banderillas cortas. Dejó dos pinchazos previo al rejón de muerte. Dos orejas le concedió el palco en su última tarde en Algeciras.

Roca Rey recibió al tercero de forma variada y quitó por saltilleras. Inició con pases cambiados por la espada de rodillas. El de Cuvillo embistió en las distancias largas, arrancándose con alegría y ritmo. El torero peruano lo cuajó de principio a fin con muletazos de mucha profundidad. Un toro encastado y con clase al que se le pidió el indulto. Acertó con la espada en el tercer intento y cortó una oreja. «Berlanguillo» fue premiado con la vuelta al ruedo.

Al sexto lo quitó por saltilleras y tafalleras. Roca Rey brindó a Pablo Hermoso. Comenzó inmóvil por estatuarios y pases cambiados. El toro tuvo una embestida informal y acabó por rajarse. Terminó en las cercanías. Mató de un buen espadazo y le dieron las dos orejas.

Juan Ortega quitó con unas garbosas chicuelinas a su primero. Inició la faena con mucha torería con doblones con una rodilla en tierra. El animal amagó por rajarse en los primeros compases. Dejó naturales de gran relieve a un Núñez del Cuvillo que embestía con brusquedad.

El quinto saltó al ruedo distraído y echando por delante las manos en el capote de Juan Ortega. Resultó un toro violento, que pasaba rebañando pese al buen hacer y la firmeza del sevillano.