Emilio de Justo perpetúa el toreo en Sevilla con una gran faena a buen toro de Olga Jiménez
Emilio de Justo pudo sentir con la yema de sus dedos la Puerta del Príncipe. El extremeño firmó una extraordinaria faena frente al tercero. De esas para paladear y rememorar siempre. “Filósofo”, un bravo ejemplar de Olga Jiménez, le acompañó en esta historia. Pero hubo más actos en esta función para destacar. Una tarde de arrebato de Morante de la Puebla en la que hubo muchos matices y un soberbio enfado con el presidente. Y Talavante, que dejó destellos de su magia.
Emilio de Justo toreó muy a favor del toro en el recibo al tercero. Quitó con chicuelinas templadas y de mano bajo, que remató con dos bellas medias. Cuando iba a colocar al «Filósofo» para el segundo puyazo, lo cogió de forma espeluznante. El torero de Torrejoncillos se repuso sin consecuencias aparentes. El astado pasó sin entrega en la suerte de varas, siendo picado muy trasero. Genuflexo, lo sacó el extremeño hacia los medios en inicio emocionante, con muletazos profundos. Le siguió una al natural, acompañándolos con la cintura con mucha despaciosidad. La siguiente, embarcándolo desde muy adelante para llevarlo lejos siempre con reunión y armonía. Con la diestra, acariciaba media muleta por el albero con gran despaciosidad. El de Olga Jiménez tuvo humillación, clase y bravura. Una moneda al aire al triunfo, pero con al que había que poderle. Y así lo hizo Emilio de Justo, además de ralentizar la embestida de su oponente. Una faena rotunda, que fue a más y que coronó con una estocada. El público enloqueció y el presidente sacó los pañuelos de golpe, además del azul para premiar a «Filósofo» con la vuelta al ruedo.
La Puerta de los sueños estaba entreabierta. «Principal», que estaba llamado a hacer honor a su nombre, pasó a ser un actor secundario desde el inicio. Sin entrega, tomó el capote de Emilio de Justo. Fuera de las líneas de picar, se lo llevó para plantear la labor. Se encontró el extremeño con un oponente sin casta, falto de fondo, que se quedaba encima y con el que no pudo pasar de voluntarioso. Esta vez no lo pudo conseguir, pero la tarde y la feria en su conjunto que ha firmado es para recordar.
Abrió la tarde «Almendrito», que blandeó y embistió pegando gañafones en el capote de Morante. La escasez de fuerza volvió a verse a la salida del caballo, por lo que el presidente lo devolvió. En su lugar salió «Sosito», con el hierro de Olga Jiménez. Lo saludó el sevillano con un par de verónicas con mucha torería antes de que le enganchara. Comenzó el último tercio a torear desde el inicio con derechazos muy torero. Fue otro astado justo de fuerza al que Morante cuidó y condujo a media altura. Por el izquierdo, le costó más por lo que volvió al derecho para dejar la serie más rotunda. Sonó la música y el de La Puebla no quiso acabar la faena sin pegarle una tanda con la zurda. Aunque le faltó ligazón, dibujó un natural eterno. Tras una estocada efectiva se pidió la oreja, que no fue concedida.
Verónicas muy suaves le recetó de salida Morante a «Espléndido», que derribó al caballo. El inicio de faena tuvo mucho sabor añejo. Acostado en tablas lo citó para continuar por trincherillas. La primera serie estuvo sobrada de torería y armonía. Por el izquierdo le costaba, pero consiguió cincelar naturales con empaque. Puso todo de su parte el sevillano con un animal al que le faltó fondo y fue acortando sus embestidas. En el epílogo, le lanzó la montera, qué recogió del suelo tras el brindis. Se vino el de García Jiménez y firmó un par de muletazos monumentales antes de cerrarlo. Enterró la espada Morante y paseó una oreja.
«Almendrito», que hizo segundo, con el mismo nombre del que abrió plaza, le instrumentó Alejandro Talavante un ramillete de verónicas a pies juntos, de mano baja y naturalidad en el centro del platillo. Por el mismo palo, quitó para colocarlo en el caballo, donde empujó. Muy buenos fueron los dos pares que clavó Miguel Murillo. Tras el brindis, el extremeño echo rodillas en tierras para torearlo en redondo combinado con un pase cambiado que hizo estallar la música. El toro embestía haciendo el avión por el pitón izquierdo, aunque blandeó lo que en ocasiones deslució el trasteo. Talavante toreó con ligazón y desmayado. Como si lo que hiciera fuera fácil. Con la espada, erró en repetidas ocasiones y se esfumó la posibilidad de trofeo.
Distraído salió «Carcelero», que hizo quinto. Desordenado y medido fue el tercio varas, donde el toro ya buscaba la puerta de toriles. Con firmeza, Talavante lo llevó siempre tapado, pero el noble cornúpeta le respondía con una embestida informal en los inicios. Al natural, lo empujó hacia adelante, incluso con la voz. Tomó la muleta de lejos, consiguiendo ligar una serie meritoria. Continuó al natural hasta exprimir ese pitón de un toro colaborador. Una faena intermitente que volvió a emborronar con los aceros.
Ficha del festejo:
Plaza de toros de La Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Octava de abono. Feria de abril. Cartel de «no hay billetes».
Toros de Hnos. García Jiménez y Olga Jiménez (1° bis y 3°), bien presentados. Destacó el tercero, que fue premiado con la vuelta al ruedo.
Morante de la Puebla (de amaranto e hilo blanco), ovación con saludos tras petición y bronca al palco y oreja.
Alejandro Talavante (de blanco y plata), palmas y silencio.
Emilio de Justo (de obispo y oro), dos orejas y silencio.
Incidencias: Saludó tras banderillear al segundo Miguel Murillo.