¿Cuántos rabos se han cortado en Las Ventas?

En las más de nueve décadas de historia de Las Ventas, su ruedo ha presenciado tardes de toreo grande que han prevalecido en el tiempo. La primera plaza del mundo mantiene un alto nivel de exigencia tanto para los toreros como para los toros, pero este se ha incrementado con el paso de los años.
Desde que se inaugurara el 17 de junio de 1931, sólo se ha producido un indulto, el de ‘Velador’, de Victorino Martín por parte de Ortega Cano en 1982. No obstante, aunque ahora parezca más extraño o se haya convertido en una hazaña, en el coso venteño se han llegado a cortar 13 rabos.
A pesar de que la primera corrida data de la fecha citada, la inauguración oficial se produce el 21 de octubre de 1934, cuando la plaza ya está totalmente acabada. El cartel lo formaban Marcial Lalanda, Cagancho y Juan Belmonte. Fue el torero sevillano el encargado de cortar el primer rabo en Las Ventas al toro de ‘Desertor’ de la ganadería de Carmen de Federico.
Siete días después, el 28 de octubre, Marcial Lalanda corta el segundo de un astado de Juan Sánchez de Terrones. La terna la completaron Manolo Bienvenida y Pepe Gallardo, que confirmaba la alternativa.
Durante la temporada de 1935 se llegan a cortar hasta cinco rabos. El primero, el 3 de junio, Manolo Bienvenida a un burel del hierro de Tomás Pérez de la Concha, en un día en el que hizo el paseíllo junto a Cagancho y Curro Caro. ‘Alfonso’, en El Liberal, señaló que ‘el arte brujo del torero sevillano, de rancia solera, Manolito Bienvenida, se remontó hasta la cúspide’.
El 22 de septiembre, Belmonte paseó su segundo rabo en Las Ventas del toro ‘Ocicón’, de Coquilla, en el que sería su segundo y último paseíllo en esta plaza. En la crónica de Eduardo Palacio en ABC, describe la faena de esta forma: ‘Belmonte había conseguido prenderle en su mágico capote con cinco verónicas y media, modelo de temple y suavidad […] Ocho pases, los justos, dando al buey todas las ventajas, y el diestro arranca en corto, derecho, seguro y deja medio estoque en el hoyo de las agujas. Rueda el coquilla, negro, nº 83, Ocicón de nombre, y el anillo no es una plaza de toros. Se ha convertido en los almacenes Rodríguez o algo análogo. Sombreros, incluso de señora; chaquetas, blusas, bolsos, zapatos y hasta un puro envuelto en un billete de veinte que atrapa Rosalito. Belmonte corta las dos orejas, el rabo, da dos vueltas al ruedo, sale a los medios y en el aire vibran emocionadas estas tres palabras: ¡No te vayas!’.
Esa misma tarde, también obtuvo los máximos trofeos Alfredo Corrochano, hijo del mítico crítico Gregorio Corrochano, que ‘Alfonso’, en El Liberal, denominó como la ‘más completa de su corta vida torera’. Alternaron con Marcial Lalanda.
En la corrida del 29 de septiembre fueron también dos los toreros que obtuvieron los máximos trofeos. Curro Caro, a ‘Capuchino’, y Lorenzo Garza, a ‘Guitarrero’, ambos de la divisa de Fermín Martín Alonso. Estaban acartelados con Nicanor Villalta y Fernando Domínguez.
En la corrida del ‘Montepío de Toreros’ del 4 de junio de 1936, lo logró Manolo Bienvenida, a un astado de Sánchez Fabrés. Hizo el paseíllo junto a Domingo Ortega y ‘Rafaelillo’, que sustituía a Marcial Lalanda. En ABC, se describió lo ocurrido de esta forma: ‘En el graderío no se oía ni una palmada. Era que todos los espectadores flameaban los pañuelos en demanda de premio para el lidiador. Y no sonaron los aplausos hasta que el diestro, en hombros de varios toreros, de paisano, que se echaron al ruedo, mostraba, sonriente, las dos orejas y el rabo del toro a la muchedumbre. En hombros le dieron la vuelta al ruedo y lo sacaron a los medios, sin que cesase la ovación un instante. Ya en el suelo, y como prosiguiera aquella, Bienvenida hizo salir al centro del anillo a sus otros dos compañeros, sonando entonces con más calor aún los aplausos’.
Más épico fue el festejo celebrado el 24 de mayo de 1939 en el que tres actuantes cortaron el rabo. Fue la denominada ‘Corrida de la Victoria’, que se realizó tras la finalización de la Guerra Civil y tras casi tres años cerrada la plaza. Domingo Ortega lo hizo con un toro de Sánchez Fabrés; Vicente Barrera, con uno de Concha y Sierra; y Pepe Bienvenida, con el de Marqués de Villamarta. El cartel lo completaron el rejoneador Antonio Cañero y los diestros Marcial Lalanda, El Estudiante y Pepe Amorós.
Después de esos años, el triunfalismo se apaciguó hasta que el 22 de mayo de 1972, Palomo Linares le cortó el rabo a ‘Cigarrón’, de Atanasio Fernández, en presencia de Andrés Vázquez y Curro Rivera. Un premio que fue muy controvertido. Antonio Díaz-Cañabate, en ABC, relató que: ‘La faena de Palomo en el quinto toro había sido mejor que las suyas habituales, algo más reposada y más ligada, con menos retorcimiento de la figura. Convivimos en que dada la benevolencia del presidente cortaría las dos orejas. Las teníamos descontadas. Entra a matar. Se entrega con todo pundonor para que no se le escapen las orejas. El toro lo trompica y lo derriba. Se levanta el torero muy espectacularmente. El toro muere. Rapidísimamente el pañuelo presidencial concede una oreja. ¡La otra! ¡La otra! Inmediatamente es otorgada. ¿Por qué no? Para eso estamos, para complacer al respetable público. Y se oyen gritos de “¡El rabo! ¡El rabo!”. El presidente se apresura a concederlo. ¿Por qué no, si la gente está muy contenta? ¿Qué significa un rabo? Cuatro pelos mal contados. ¡Pues entonces para luego es tarde y a quien Dios se la dé, san Pedro se la bendiga…!’.
El último rabo, y el primero por parte de un rejoneador, se cortó el 9 de junio de 2018. Diego Ventura lo consiguió con el toro Biemplantao’, de Los Espartales. Actuó en un mano a mano junto con Andy Cartagena.