El encierrillo de San Fermín: la liturgia nocturna que da alma al encierro

El encierrillo de San Fermín: la liturgia nocturna que da alma al encierro
Foto: Sergio Martín/Ayuntamiento de Pamplona Encierrillo de la ganadería Miura

Entre las tradiciones más singulares de las fiestas de San Fermín se encuentra el encierrillo, un acto cargado de misterio y solemnidad que es bastante desconocido. Cada noche, alrededor de las diez, los seis toros que correrán el encierro al día siguiente realizan un recorrido en penumbra desde los Corrales del Gas hasta los de Santo Domingo, cubriendo una distancia de apenas 440 metros.

Este momento, conocido como el encierrillo, es la antesala al encierro. Lejos del bullicio, de la música, aquí reina el silencio. No hay corredores. Solo los toros, los cabestros y los pastores, perfectamente distribuidos por el mayoral para conducir a las reses bajo las estrellas.

Antes de que comience, la policía local despeja cuidadosamente el recorrido. Después, un primer toque de cornetín suena desde el corral de Santo Domingo. Un segundo, más tarde, se oye desde el puente de la Rochapea. Es la señal: el encierrillo puede comenzar.

Este acto no es abierto al público general. Solo un número muy reducido de personas tiene acceso a verlo en directo, mediante pases especiales que gestiona el Área de Cultura del Ayuntamiento de Pamplona. Para quienes lo presencian, es un momento mágico: un acto litúrgico donde el toro bravo avanza en la quietud de la noche, camino de su cita con la historia.

Sandra Carbonero