El poder de Marco Pérez y el temple de Zulueta triunfan en la matinal de Olivenza
El salmantino y el sevillano cortaron dos orejas cada uno y salieron en hombros
Los cuatro novilleros hacían el paseíllo desmonterados en la matinal de Olivenza. Las cuatro presentaciones, dos de ellas con debut con picadores incluidos, han sido muy distintas. Entre el Tormes y el Guadalquivir se dilucidó el festejo en el que hubo un gran ambiente de público. Marco Pérez volvió a pasar arrollando con dominio y poder, mientras que Javier Zulueta enloqueció con su temple y empaque.»Rescoldo», un novillo bien hecho, abrió la matinal.
Manuel Román movió bien las muñecas en el recibo con una media con mucho gusto. Durante el variado quite que estaba ejecutando, el utrero enterró los pitones en el albero pegándose una voltereta. El cordobés lo dominó desde el inicio por bajo a un oponente que tenía fijeza, pero ocasiones echaba la cara arriba y, por el izquierdo, aún era más irregular. Al volver a la mano diestra extrajo las tandas más compactas en corto.
El cuarto, «Labrador» de nombre, estuvo justito de raza y tenía una embestida informal. Román lo mimó, intentando que rompiera hacia adelante, pero la labor no terminó de calar en los tendidos.
Marco Pérez recibió a portagayola a «Hozaino» a la que le siguieron dos largas cambiadas más, verónicas acompañadas con la cintura, chicuelinas y una rebolera. Todo un despliegue como carta de presentación. El de Talavante, que estaba justo de fuerzas, recibió un puyazo bajo. Brindó el salmantino a Daniel Luque que presenciaba el festejo desde el callejón. Pronto lo vio con la claridad que es habitual en él y se puso a torear con un magisterio impropio de su edad. Un novillo con muchas teclas al que condujo con la diestra componiendo siempre la figura, con profundidad y mucha suavidad. Acabó metido entre los pitones hasta que llegó la voltereta. Volvió a la cara del animal y sin despegar las zapatillas le pegó varios circulares invertidos y una trincherilla muy torera. La espada cayó alga baja y cortó una oreja.
Marco repitió la hazaña anterior con el sexto. Caminó hacia chiqueros para ponerse a portagayola. En el mismo terreno, se puso en pie para sembrar verónicas ganándole terreno hacia los medios. No fueron tan lúcidas como esperaba porque el utrero embistió con genio enganchándole en alguna ocasión. Se resarció con un bonito quite por delantales en lo que ya se atisbó el peligro sordo que tenía por el pitón derecho. Sin inmutarse y clavado en el centro del platillo comenzó con pases cambiados y un par de muletazos de categoría. Con es rotundidad, «Cristal» se sintió podido, pero el novillero de Salamanca lo sostuvo con pasajes meritorios en lo que hubo mucha profundidad. En el epílogo se pegó un soberano arrimón. Una estocada fulminante y de nuevo, otro premio. La primera puerta grande de su carrera y parece que serán muchas.
«Encumbrado» salió perdiendo las manos en el percal de Javier Zulueta. Apretó el del hierro de Talavante en el caballo, donde fue muy castigado con un puyazo trasero. El sevillano cautivó desde la primera serie en los medios con despaciosidad. Imprimió cadencia y bien gusto en los naturales y una trincherilla a cámara lenta. Cerró con otra más por el pitón derecho con profundidad y ligazón y unos ayudados por alto muy estéticos.
Pinchó antes de enterrar la espada y paseó el primer trofeo de su nueva etapa.Con empaque y torería saludó a la verónica Zulueta a «Panaderito». Lo midió mucho en el castigo porque no andaba sobrado de ninguna cualidad. Tuvo el bonito gesto de brindarle a sus compañeros de cartel. Las trincherillas con las que se lo sacó a los medios gozaron de temple, al igual que el resto de la faena. Cinceló naturales eterno con un clasicismo de gran altura. Sevillanía a raudales en cada cambio de mano. Una faena para paladear con novillero que había enamorado a los aficionados de su ciudad, pero que llega para hacerlo también con el resto del mundo.
Tomás Bastos se fue a la puerta de chiqueros para recibir a «Ponderado», el novillo de su debut con los del castoreño. Quitó en los medios por gaoneras con ajuste y una rebolera, mientras que arriesgó en banderillas clavando hacia los adentros en tablas. Brindó a sus maestros Luis Reina y Cartujano. Aunque había embestido bien en los primeros tercios, al llegar al último buscó las tablas rehuyendo la pelea y queriendo echarse hasta que lo hizo.
Bastos quería cambiar su sino con el último, así que volvió a irse a portagayola. «Pajarito» metió bien la cara en los lances de recibo, así como en las chicuelinas que instrumentó el portugués. Volvió a tomar los palos arriesgando de nuevo. Brindó a su apoderada Cristina Sánchez y su marido. Se fue a los medios para iniciar con pases cambiados y por alto. Fue entonces cuando por fin pudieron verse sus buenas maneras con un novillo con recorrido y clase. El novillero quiso llevarlo siempre por bajo en una faena de menos a más. Paseó una oreja.
Ficha del festejo: |
Plaza de toros de Olivenza (Badajoz). Tercera de la feria. Más tres cuartos de entrada. Novillos de Talavante. Manuel Román (de rosa y oro), ovación con saludos tras aviso y ovación con saludos tras avisos. Marco Pérez (de celeste y oro), oreja y oreja. Javier Zulueta, que debutaba con picadores (de y oro), oreja y oreja. Tomás Bastos, que debutaba con picadores (de y oro), ovación con saludos y oreja. Incidencias: Saludaron en banderillas Curro Robles y Juan Antonio Manguilla en el tercero. |