Marco Pérez, rotundo en su doctorado, a hombros junto a Talavante en Nimes

Marco Pérez, rotundo en su doctorado, a hombros junto a Talavante en Nimes

El ruedo de Nimes encierra historias de gladiadores y de triunfos. Ahora la escribe con toreros que bendice con halo de figuras. Marco Pérez ha trazado las primeras líneas de su leyenda con un doctorado que hace soñar con que será grande. Estuvo rotundo con el sexto, al que le cortó las dos orejas, en una tarde la que Talavante le acompañó por la Puerta Grande y Morante dejó instantes de pura inspiración. 

En los medios paró Marco Pérez a ‘Alumno’, donde embistió con poco celo y tampoco se empleó en el peto. Tras la ceremonia de doctorado, brindó a su apoderado Juan Bautista. Como carta de presentación en el escalafón superior, lo citó con un ajustadísimo pase cambiado para ligar con la diestra. El toricantano los toreó en redondo y con encaje por ambos pitones, poniéndolo todo frente a un animal al que le faltó raza, transmisión y fuerza. Abrochó por manoletinas antes de dejar una estocada contraria en el segundo encuentro.

Con un farol de rodillas saludó Marco Pérez a ‘Ardiente’ para continuar con lances ganándole terreno. No quiso pasar ni un solo quite en toda la tarde. Esta vez, lo hizo por chicuelinas, en lo que lo mejor fue la templadísima media. Con esa misma seguridad y entrega, inició con pases cambiados en los medios. El torero salmantino lo condujo con despaciosidad y arrastrando la muleta en las series con la diestra. A pesar de la clase y la calidad del de Garcigrande, por el lado izquierdo le faltó mayor empuje, pero aún así firmó muletazos meritorios. Enterró la espada y cortó dos orejas.

‘Varquero’, que hizo tercero, a diferencia de sus hermanos anteriores, lució más seriedad, apretó en el caballo y mostró más raza en los primeros tercios. Un toro con el que Talavante estuvo variado de capa. Primero, con unos lances afarolados en el recibo y, después, con un quite por saltilleras y gaoneras. De la misma inspiración gozó la faena de muleta, que fue a más tras una tercera tanda con la diestra en redondo, por bajo, que culminó con una arrucina. Por el izquierdo, al toro le faltó un último tranco y un poco más de clase. Acortó las distancias en la fase final de la labor, que concluyó con bernadinas. La espada cayó baja y paseó una oreja.

‘Aracano’, que hizo quinto, fue otro toro de buena condición. Talavante, con la puerta grande entreabierta, se puso de hinojos, junto a tablas, en un epílogo explosivo. Los mejores pasajes surgieron con la diestra, exigiéndole, y por donde tenía más clase el animal. Mató de una estocada y cortó otro trofeo.

‘Lanzador’ no le dejó lucirse de capa a Morante, que se desquitó desde los ayudados por bajo, torerísimos y con mucha suavidad con los que comenzó la faena. El sevillano se encontró con otro de Garcigrande, aunque noble, descastado, pero impregnó el Coliseo con su esencia en una labor muy templada. Tras una estocada caída, escuchó una ovación.

Morante sorprendió recibiendo a ‘Cazador’ de rodillas con una especie de recorte de aires gallista. La obra continuó sentado en el estribo con la muleta ya en mano. Fuera del tercio, prosiguió con ayudados por alto de rodillas que parecían de cartel. Brotaron series por ambos pitones con una gran estética y, de nuevo, temple. El descabello lo privó de cortar una oreja.

 

Ficha del festejo:
Coliseo de Nimes (Francia). Feria de Pentecostés. Cartel de ‘No hay billetes’. Toros de Garcigrande, desiguales de presentación y juego.

Morante de la Puebla, (verde esperanza y oro), ovación y ovación.

Alejandro Talavante, (azul eléctrico y oro), oreja tras aviso y oreja tras aviso.

Marco Pérez, que tomaba la alternativa, (de blanco y oro), silencio tras aviso y dos orejas tras aviso.

Sandra Carbonero