Miguel Ángel Perera alcanza la gloria en Sevilla por las dos vías

El torero extremeño consigue su primera Puerta del Príncipe frente a un buen encierro de El Parralejo con el que Borja Jiménez corta una oreja

Foto: Arjona / Pagés

Este debía ser el año de Miguel Ángel Perera, ya no por su veinte aniversario de alternativa, sino por el ninguneo sufrido en los carteles después de dos décadas de rédito. La suerte tenía que venirle de cara y fue en La Maestranza. A la celebración de la efeméride se sumó un gran acompañante de baile. «Oloroso», el toro más destacado de un buen encierro de El Parralejo, le dio las llaves para abrir su primera Puerta del Príncipe. Una de las de verdad, logradas por las dos vías: la primera por la autoridad y dominio y la segunda por la estética.

Abrió la tarde «Panadero», que embistió con brusquedad en el percal de Miguel Ángel Perera. Inició por bajo el último tercio, manteniendo ese comportamiento. El extremeño se impuso rápido a base de mando. Le imprimió temple en series largas en las que hubo profundidad. Los naturales, de uno en uno, pero tragándole mucho y aguantando más de una mirada. Terminó metiéndose entre los pitones en una última serie con la diestra meritoria. Una faena de gran nivel con un toro de esos que te piden el carnet. Mató de una estocada y cortó una oreja de peso.

Con muchos pies saltó al ruedo «Oloroso», que hizo cuarto, y cumplió en varas. Quitó Perera, que no dejó pasar ni una oportunidad, esta vez por gaoneras y tafalleras. Se fue mismo centro, y tras brindar, echó rodillas en tierra para citarlo con pases cambiados y ligar en redondo. Se encontró con un toro con calidad y clase, que no se cansó de tomar la muleta por bajo. El extremeño toreó a placer, pero con inteligencia, cogiéndole las alturas precisas, templándolo y dándole sus tiempos. Las series que dibujó fueron rotundas gracias a su gran dominio. Culminó con una última muy templada antes de cerrar por bernadinas. La espada volvió a caer en todo lo alto y Miguel Ángel Perera se hizo con las dos orejas. «Oloroso» fue premiado con la vuelta al ruedo.

Borja Jiménez dejó unas estéticas verónicas al tercero, que colocó galleando por chicuelinas en el peto. «Mayoral» empujó en el primer encuentro. Perera quitó por gaoneras, a las que replicó el de Espartinas por delantales y una extraordinaria media. Cuando se dirigía al centro del platillo para brindar al respetable, se le vino el toro y con la montera en mano improvisó una serie importante. Lo tuvo que cuidar mucho porque el de El Parralejo no estaba sobrado de fuerzas. Fue hilvanando naturales por bajo de buen trazo. La estocada cayó tendida, pero fue efectiva y paseó una oreja.

Al sexto, «Bandido», se fue a recibirlo a portagoyala. Salió paradito y midiendo todo a su alrededor. Borja Jiménez aguantó en su sitio sin inmutarse para instrumentarle la larga cambiada. En pie, ligó con lances con una rodilla en tierra y chicuelinas. Fue fiero en el caballo de Alberto Sandoval, donde se arrancó con alegría y recibió un buen puyazo del varilarguero. Comenzó con muchas predisposición por alto, abrochando con una trincherilla y buen pase de pecho. Lo mejor llegó al natural, aunque sin continuidad con un toro muy deslucido por ambos pitones. El de Espartinas cimentó una actuación muy seria que le sirvió para reafirmar el momento que atraviesa.

Paco Ureña saludó al segundo con un ramillete de verónica ganándole terreno. En el remate, «Turuleto» enterró los pitones en el albero y se pegó una fuerte voltereta, algo que acusaría más tarde. El de El Parralejo se fue raudo al caballo cuando lo vio, donde empujó. Borja Jiménez quitó con cuatro chicuelinas templadas, que remató con una bonita media. El murciano lo sacó fuera de las rayas de picar con suavidad. Toreó con mucha expresión, empujándolo a que rompiera hacia adelante. Fue al coger la zurda cuando cinceló naturales encajado y con despaciosidad a un animal que en ocasiones la tomaba la de forma irregular. Lo finiquitó con un gran espadazo. Parecía que la oreja ya la tenía en sus manos, pero incomprensiblemente el público lo trató con frialdad, asomando sólo un puñado de pañuelos.

En cambio, «Tragaperras», no le dio opciones para el triunfo a Ureña. Tuvo movilidad, pero le faltó clase y humillación. La labor fue de largo metraje, siempre mostrándose muy por encima, pero no terminó de conectar con los tendidos debido a la poca transmisión del astado.

Ficha del festejo:
Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Cuarta de abono. Feria de Abril. Más de media entrada. Toros de El Parralejo, desiguales de presentación, pero de buen juego en general. El 4º fue premiado con la vuelta al ruedo. 1º, exigente; 2º, noble; 3º, justo de fuerza, pero con calidad; 4º, enclasado; 5º, sin transmisión, ni clase; 6º, deslucido.
Miguel Ángel Perera (de verde y azabache), oreja y dos orejas.
Paco Ureña (de grana y oro), ovación con saludos tras petición y silencio.
Borja Jiménez (de perla y oro), oreja y ovación con saludos.
Incidencias: Saludó Agustín de Espartinas tras banderillear al quinto.