Roca Rey, la traca y Aguado, la armonía

El peruano paseó la única oreja del festejo tras una explosiva faena, mientras que el sevillano dibujó los pasajes más toreros

El primer cohete que se lanzó en la tarde vino con el cartel de «No hay billetes» colgado en la fachada de la plaza de toros de Valencia. El segundo, en forma de sinfonía armónica de manos de Pablo Aguado. Y el tercero, la traca final que protagonizó Roca Rey con una explosiva faena. El único toro destacable de un encierro de Victoriano del Río que decepcionó.

El quinto salió desentendido del capote de Roca Rey, mirando al tendido y manseando. Al comienzo del último tercio, el toro metió la cabeza por el burladero y con la ayuda de los subalternos consiguió salir. El peruano tiró la moneda y se puso de hinojos a torear en redondo en un prólogo que incendió la plaza. Una faena en la que exprimió al máximo al de Victoriano del Río. Por el derecho tomó la franela con codicia y aprovechó esa inercia para torear con largura. Por el izquierdo le costaba más, pero fue por donde le regaló un par de embestidas más claras y por donde Andrés se sintió más cómodo. Una labor de largo metraje en la que «Jaceno» sacó fondo. El final vibrante metido en los pitones le afianzaba la segunda oreja. Con el primer aviso puesto sobre la mesa ya, se tiró a matar. La espada entró en el primer envite, pero el toro aguantó en pie rozando el tercero aviso. Roca Rey dio la vuelta con un sólo trofeo.

«Entrenador», que hizo segundo, fue protestado de salida por la falta de seriedad para la categoría de Valencia. Hecho que se repitió en más de una ocasión a lo largo de la tarde. Roca Rey lo lanceó ganándole terreno en la salida. Con inteligencia, lo sacó para los medios conduciéndolo a media altura para intentar prolongar la duración de su oponente. Algo que no logró debido a la falta de raza del astado. Terminó en las cercanías pasándose el toro a centímetros. No estuvo acertado con los aceros.

Pablo Aguado recetó varios bonitos lances de recibo a «Aldeano». El de Victoriano del Río derribó al picador en el primer encuentro. El sevillano lo volvió a colocar con chicuelinas garbosas y una media de categoría. Cinceló varias verónicas a cámara lenta durante el quite, que remató con otra gran media. Pese al viento, el mayor hándicap que tenía Aguado frente a él era la fuerza y el fondo del astado. La suavidad de sus muñecas hizo que empujara hacia adelante. Los naturales, acompañándolos con la cintura con gran despaciosidad. Volvió a la diestra con muletazos armónicos y con profundidad. Finiquitó con una estocada casi entera. Una faena en voz baja para paladear que tal vez no terminó de explotar en los tendidos por la poca chispa del astado.

Le meció bien los brazos Aguado al sexto, que tomó el percal de forma desinformal. Torerísimas fueron las chicuelinas del quite, que abrochó con dos medias de cartel. «Bochornoso» se arrancó raudo y con genio a la muleta en una primera tanda. El sevillano intentó atemperar la embestida de un ejemplar muy deslucido, pero siempre con mucha firmeza y componiendo la figura. Pronto echó el freno y tuvo que irse a por la espada.

«Frenoso», que abría plaza, salió sueltecillo y sin emplearse ni el capote de Sebastián Castella, ni el caballo. Quitó Roca Rey con quietud por tafalleras a las que replicó el francés con chicuelinas muy ajustadas que pusieron al público en pie. Brindó a su padrino de alternativa, Enrique Ponce, en el aniversario de su doctorado en señal de admiración y respeto. El toro, que había hecho cosas de mansito, se entregó en el inicio por doblones cadenciosos. Metió bien la cara en una primera tanda en redondo con la que música se hizo presente. Comenzó a cimentar la faena en los medios con ligazón, pero poco a poco se fue yendo a tablas y bajando la intensidad la intensidad de la misma. Mató de estocada y descabello, tras el que hubo petición de oreja.

El cuarto, al que recibió Castella por chicuelinas, llevaba uno de los nombres míticos del hierro como es «Cóndor». A la postre, no hizo honor a la larga lista de hermanos que le ofrecieron grandes triunfos a muchos toreros. Frente a la primera raya de picar se colocó con las zapatillas agarradas al albero plasmando muletazos en los que se jugó la cornada. Continuó con esa misma seguridad aguantando la embestida irregular y con genio de su oponente. Pisó terrenos comprometidos en los que el animal no le quitaba ojo. Faena meritoria, pero de excesiva en los tiempos.

Ficha del festejo:
Plaza de toros de Valencia. Sexta de la Feria de Fallas. Cartel de «No hay billetes». Toros de Victoriano del Río, desiguales de presentación y juego.
Sebastián Castella (de purísima y oro), ovación con saludos tras petición y tras aviso.
Roca Rey (de rosa y oro y cabos azabache), silencio y oreja tras dos avisos.
Pablo Aguado (de marino y oro), ovación con saludos y silencio.
Incidencias: Saludaron en banderillas José Chacón y Luis Blázquez tras banderillear al cuarto.