El clasicismo de Emilio de Justo impera en una seria tarde de Ginés Marín

El torero extremeño paseó la única oreja de un encierro de Garcigrande que ofreció pocas opciones de triunfo

Foto: Arjona / Pagés

Aún con los ecos de la faena de Juan Ortega cimbreando sobre La Maestranza, Emilio de Justo y Ginés Marín tuvieron que sacar a flote una tarde condicionada por el poco fondo de los astados de Garcigrande. Emilio de Justo paseó la única oreja gracias a los bellos naturales que firmó frente a su primer toro y rozó otra del quinto. Lo mejor de todo fue que se le vio completamente recuperado y dispuesto a llegar a lo más alto. Ginés Marín dio una buena dimensión en sus dos serias actuaciones en las que dejó patente que no es una promesa del toreo, sino que ya es el presente y que se ha ganado su hueco en todas las ferias.

Emilio de Justo dibujó algunos bellos lances en el recibo a «Azafrán». Otro ejemplar que no se empleó en peto y que estaba justito de fuerza. Inició la labor a media altura, pero en el remate perdió las manos. El extremeño le cogió el pulso por el pitón izquierdo, por donde tomaba las telas con más celo. Fue haciéndolo poco a poco para que rompiera hacia adelante hasta que lo cuajó al natural. De uno en uno, pero con profundidad y temple, abrochados con pases de pecho de pitón a rabo. Una faena meritoria, que remató con bonitos ayudados por bajo. El estoconazo final terminó de poner la oreja en sus manos.

Con una rodilla en tierra instrumentó Emilio de Justo los lances de recibo a «Tutoro». Quitó Ginés con chicuelinas garbosas. Genuflexo le fue abriendo los caminos en un epílogo muy torero. Con mucha seguridad, le planteó faena en la que ralentizó la embestida de un toro que tuvo emoción. Lo condujo con la diestra en varias series en las que brilló su clasicismo. Por el izquierdo, reponía y pasaba con brusquedad por lo que retomó el toreo con la mano diestra, pero el toro ya no quería pelea. De haber tenido mejor colocación la espada, hubiera cortado una oreja.

Ginés Marín saludó con un ramillete de verónicas a «Lillesito». Lo sacó fuera del tercio para construir una labor seria en la que hubo derechazos importantes. Al animal le faltó transmisión para que tuviera un mayor calado en los tendidos. Lo intentó por el lado izquierdo, aunque era más costoso por ahí. Volvió a la diestra en las distancias cortas con un oponente ya más parado, pero al que le robó algunos muletazos más. Completamente metido en sus terrenos, se jugó la cornada en el epílogo. Dejó una estocada casi entera fulminante.

El sexto, «Germano», hizo cosas de manso desde la salida. Se fue a por el picador que hacía puerta y en banderillas estaba completamente desentendido de la lidia. Ginés Marín abrió con doblones en los medios. El de Garcigrande fue muy deslucido, con una embestida irregular y sin entrega. A base de mando, lo fue metiendo en la muleta, tirando de él hacia adelante. Por el pitón izquierdo, acortó el recorrido y buscaba constantemente al extremeño. Prosiguió con la derecha, exponiendo mucho. Mató de otro espadazo y dio una vuelta al ruedo.

«Centenero», que abrió la tarde, metió bien la cara en el percal de Cayetano, aunque ya se le atisbó poca fuerza. Por ello fue muy medido y cuidado el tercio de varas y banderillas. Con mimo lo trató el torero, y aunque tuvo buena condición el animal, el faltó el poder para que la faena tomara vuelo. Acabó con él de un buen espadazo.

Galleando llevó Cayetano a «Guijarro» al caballo, donde no se empleó. Fue un toro deslucido, que tenía poco recorrido y, tras las probaturas, optó por abreviar.

Ficha del festejo:
Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Décima de abono. Feria de Abril. Tres cuartos de entrada. Toros de Garcigrande, desiguales de presentación, faltos de raza en líneas generales. 1º, noble, pero sin fuerza; 2º, con fondo, aunque justo de fuerza; 3º, noble, pero sin transmisión; 4º, deslucido; 5º, encastado; 6º, manso y deslucido.
Cayetano (de nazareno y oro), silencio y silencio.
Emilio de Justo (de catafalco y oro), oreja y ovación con saludos.
Ginés Marín (de pistacho y plata), ovación con saludos y vuelta al ruedo.
Incidencias: Cayetano fue atendido en la enfermería de «una contusión musculatura tricipital de brazo derecho. Buena movilidad. No signos de fracturara ni afección neurológica. Se aplica tratamiento antiinflamatorio local y oral. Menos grave».