Y ya van 7
El binomio Garcigrande y El Juli es sinónimo de éxito. Quién no recuerda aquel 16 de abril de 2018 cuando junto a “Orgullito” hicieron historia. Los aficionados de Sevilla no han olvidado aquella tarde y por eso ya había un runrún en los tendidos presagiando un triunfo grande.
Esos que dicen que abrir cartel en la Maestranza es un hándicap es porque no saben de lo que es capaz Julián. Reventó la plaza en el primer toro con total facilidad. Dejó detalles muy toreros en el recibo de capa a este animal para después quitar por chicuelinas templadas. Hasta la misma boca de riego se fue a iniciar la faena de muleta. Juli lo condujo con mucha suavidad y con su técnica prodigiosa logró que “Ofiverde” rompiera hacia adelante. Por el pitón izquierdo lo toreó con mucha naturalidad. Le siguieron tandas por la diestra con muletazos larguísimos por abajo aprovechando la humillación del animal para terminar enroscándoselo en la figura. Mató de una estocada algo trasera y paseó las dos orejas.
La Puerta de los sueños la tenía entreabierta. ¿Quién iba a poder detener al Juli? «Etrusco» salió distraído y le costó fijarse en el capote. El de Velilla de San Antonio volvió a irse al centro del platillo a por él para instrumentarle un ramillete de verónicas. Allí comenzó también la faena de muleta en redondo con la rodilla en tierra y un cambio de manos con el que paró el tiempo e hizo sonar la música. Fue el propio Julián el que le imprimió ritmo y hondura a los muletazos. Al natural lo llevo cosido a las telas. El público estaba con el corazón en vilo esperando la estocada. El primer intento fue fallido, pero al segundo la dejó, poblándose los tendidos de pañuelos.
El Juli conseguía su séptima Puerta del Príncipe convirtiéndose en el torero qué más veces ha salido en volandas de la Maestranza.
Manzanares se estiró a la verónica para saludar al segundo. «Napolitano» fue un toro con genio que tenía un buen pitón derecho por el que humillaba y tenía clase, mientras que por el izquierdo era más sosito. José Mari intentó domeñar la embestida en las primeras series con la diestra. Avanzada la faena, fue cogiéndole el ritmo. La última serie fue la más rotunda, rematada con un largo pase de pecho. Algo poco habitual en él, pero en está ocasión falló varias veces con los aceros.
Con el quinto Manzanares no se sintió a gusto al principio de la faena. Basó su labor por el pitón derecha dejando detalles. La última serie, antes de irse a por la espada fue la de mayor intensidad. La música sonó en ese momento, obligándole a instrumentar otra más. Metió la espada y cortó la oreja.
Pablo Aguado recibió al tercero con templados lances a «Ingrato», que hizo honor a su nombre. El tercio de varias fue complicado y la lidia desastrosa. El de Garcigrande tuvo una embestida informal e hizo cositas de mansito. El sevillano se mostró voluntarioso. Al final terminó por rajarse y con la espada se atascó.
Con el que cerraba plaza lo bordó con el capote. Hubo un lance con una gran despaciosidad. Los primeros compases de la faena estuvieron cargados de torería. Aguado lo intentó pero se topó con un mansito que le impidió que su labor levantara vuelo.
Ficha del festejo:
Plaza de la Real Maestranza de Caballería. Feria de Abril. Cartel de «No hay Billetes».
Toros de Domingo Hernández (1°, 2° y 6°) y Garcigrande (3°, 4° y 5°).
Julián López «El Juli» (frambuesa y oro): dos orejas y oreja.
José María Manzanares (burdeos y azabache): silencio tras aviso y oreja.
Pablo Aguado (sangre de toro y azabache): silencio tras aviso y ovación.
Incidencias: Saludaron en banderillas Mambrú e Iván García.