Borja Jiménez asesta el primer golpe en Valencia

El torero de Espartinas corta la única oreja del festejo y roza la puerta grande en su debut en Valencia

La rotundidad de Borja Jiménez en su debut en la plaza de toros de Valencia ha sido abrumadora. Una tarde de poder, entrega y valor en la que ha rozado la puerta grande. Con estas cartas que ha puesto sobre la mesa en el inicio de temporada, se atisban muchos días de triunfos en los que va ir pidiendo paso en su escalada para convertirse en figura. El otro momento cumbre de la tarde fue cuando Juan Ortega acarició el toreo con sus muñecas en el recibo de capa al segundo. Verónicas que aún perduran en el tiempo.

«Cuba», de Puerto de San Lorenzo, que saltó en tercer lugar, fue protestado porque tenía menos presencia que los anteriores. Borja Jiménez instrumentó buenos lances en el recibo, al igual que lo fueron los del galleo para colocarlo en el caballo. Empezó genuflexo abriéndole los caminos. El sevillano mostró una seguridad pasmosa toreando en redondo con mando y aguatando miradas sin moverse. Al natural también hubo ligazón, pero por ese lado le faltó más chispa a su oponente. Volvió a la mano diestra con otra serie de mano baja exigiéndole antes de irse a por la espada. Una faena muy medida que remató por manoletinas y una estocada tendida.

A diferencia de su anterior oponente, «Ofensor», de Juan Pedro Domecq, desató la ovación por su volumen, su seriedad y por lo astifinos que eran sus pitones. Estaba justito de raza por lo que Borja Jiménez lo trató con mimo en los primeros compases. En la media distancia le planteó la pelea a base firmeza, intentando prolongar los viajes del cierraplaza. Culminó metido en los terrenos del animal con pases cambiados y luquesinas en un arrojo de valor. Tenía la oreja en sus manos, pero la media estocada que dejó hizo que la perdiera.

A las cinco y media de la tarde Juan Ortega paró los relojes con un ramillete de verónicas, las dos primeras genuflexo, de una belleza excelsa, de esas difíciles de olvidar. Borja Jiménez dejó como carta de presentación en Valencia un quite por chicuelinas. El «Juan Pedro», aunque tuvo raza y fijeza, no fue fácil. El sevillano toreó con suavidad cuando pudo, siempre perdiéndole unos pasitos porque se quedaba muy encima. Esa falta de ligazón y de limpieza y, que fue desarrollando genio, hicieron que la faena no tomara vuelo.

A la salida del quinto, había una gran expectación por ver el capote de Juan Ortega, pero «Jabonoso», de La Ventana del Puerto, no lo permitió. Con mucha torería y por bajo, comenzó la faena para llevárselo a los medios. El astado se quedaba muy cortó en las tela del sevillano, al igual que lo hiciera en el percal. Lo intentó por ambos pitones, pero era muy deslucido y optó por abreviar.

«Puntero», de Juan Pedro Domecq, que abría la tarde metió bien la cara en las verónicas que ejecutó Cayetano y, a continuación, empujó en los tres puyazos que recibió. El toro mantuvo las buenas cualidades que se atisbaron en los primeros tercios, pero el viento molestó muchísimo. Después de una colada por las inclemencias meteorológicas, lo cambió de terreros y se puso de hinojos calentando a los tendidos. Basó la labor al natural, pero el toro repitió con clase y humillación por ambos pitones. Abrochó con molinetes de rodillas y con una estocada en el segundo encuentro. El toro recibió una fuerte ovación en el arrastre.

«Servicillo», de Puerto de San Lorenzo, peleó en el caballo de Pedro Genil en el que recibió dos fuertes puyazos. Pronto pasaportó Cayetano a un animal que se defendía y embestía a arreones, que incluso puso en más de un apuro a su cuadrilla.

Ficha del festejo:
Plaza de toros de Valencia. Novena de la Feria de Fallas. Tres cuartos de entrada. Toros de Juan Pedro Domecq, (1º, 2º y 6º), Puerto de San Lorenzo (3º y 4º) y La Ventana del Puerto (5º), desiguales de presentación y juego. 1º, encalsado; 2º, deslucido; 3º, con codicia; 4º, complicado; 5º, deslucido; 6, desrazado.
Cayetano (de fucsia y oro), ovación con saludos tras aviso y silencio.
Juan Ortega (de rosa palo y oro), ovación con saludos y palmas.
Borja Domecq (de azul y oro), oreja y vuelta al ruedo.