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Javier Zulueta: “No hay mejor forma de comenzar la temporada que en Olivenza y debutando con picadores”

El novillero sevillano habla de su próximo debut con caballos y repasa la gran temporada que realizó el pasado año en la que cosechó grandes triunfos

Foto: Empresa Pagés

Sevilla tiene una ilusión y lleva el nombre de Javier Zulueta. El joven sevillano ha irrumpido con fuerza en el toreo. Se trata de uno de los novilleros cuyo palmarés es difícil de igualar hasta el momento y que tiene un futuro muy prometedor. Y es que no es para menos porque ha bebido de las raíces de la tauromaquia desde pequeño debido a su vinculación familiar con ella. Por sus venas corre la sangre de profesionales cuyas labores a veces no están valoradas debidamente. Su abuelo fue alguacilillo de la Maestranza, testigo que recogieron su padre y su tío. Su otro abuelo, el recordado «Lebrija», fue una figura reconocida como el gran puntillero del coso del Baratillo. Y para rematar, el ganadero Gabriel Rojas también es su tío. Con estas credenciales no tenía más remedio que ser torero. Sus armas son la entrega, una conexión abrumadora con los tendidos y un toreo exquisito.

En unos días tendrá lugar su ansiado debut con picadores en Olivenza que dice afrontar «con mucha ilusión. El debut con caballos no es una fecha cualquiera. Es un pasito más que cumplo en mi carrera y en mi sueño de ser torero. Estoy preparándome muchísimo y entrenando mucho. Estoy muy mentalizado y con la ilusión de que salgan las cosas bien».

Lo hará en una de plazas con las que sueñan con torear muchos novilleros. «No hay mejor forma de comenzar que en Olivenza. Es una feria de primera categoría, con las figuras que van. Cuando te ves anunciado allí, tienes muchas ganas de que llegue el día y dar el cien por cien. Además, es un cartel muy bonito con compañeros que son muy fuertes también. Creo que tanto el público como los toreros nos divertiremos».

Es una novillada con tintes especiales pues serán cuatro los novilleros que se citen en la mañana del domingo. Manuel Román, uno de los más destacados de la temporada pasada, Marco Pérez, la gran revolución, y Tomás Bastos, la esperanza del toreo portugués que también debutará con los del castoreño ese mismo día. Sobre la competitividad que hay en este escalafón asegura que «está habiendo un gran nivel en las novilladas con caballos, que creo que hacían falta esas ganas de ver a los novilleros. Te motiva porque sabes que tienes que arrear para no quedarte atrás. Ellos dan el cien por cien y eso te anima darlo a ti también, y más. Me llena de alegría saber que hay ilusión en el escalafón con picadores y sobre todo porque te da motivación para dar más de ti».

La ganadería de Talavante tomará un significado especial en su trayectoria puesto que será el hierro con el que debute con picadores, pero también será con el que se presente en Sevilla ya con los del castoreño. «El maestro se vuelca también con los novilleros con caballos y está lidiando grandes novilladas. Espero que salga buena la de Olivenza para ir con más alegría a la de Sevilla«, manifiesta el novillero.

En el calendario de su temporada ha sumado esta semana una nueva fecha importante, ya que será uno de los novilleros que participe en el Circuito de Novilladas de Andalucía. Afirma que «ellos hacen un trabajo muy bueno de difusión de este escalafón, que tanta falta le hace, porque nos dan oportunidades a los novilleros de Andalucía, al igual que a los de otras comunidades. Lo hacen muy bien, llevando las redes y la publicidad fantásticamente. Organizan novilladas de categoría y con la final que será en Sevilla. Estoy muy contento e ilusionado y con ganas de darlo todo«.

El año 2023 llegó cargado de éxitos para Javier Zuleta. Se proclamó vencedor del Alfarero de Plata en Villaseca de la Sagra en el mes de abril y, en julio, del Ciclo de Novilladas de Sevilla. Reconoce que «fue la temporada con la que sueña cualquier torero. Empecé con nada. Sólo la presentación en Villaseca de la Sagra. Fue todo bien y a raíz de eso salió toda la temporada. Toreé 34 novilladas. Luego, acabarla con la noticia del apoderamiento de Ramón Valencia fue algo que nunca me imaginé. Algo muy fuerte para mí. Aún así, siempre digo que eso fue el año pasado y ahora toca volver a empezar de cero».

Dentro de esa espectacular temporada, hubo días que nunca olvidará. El novillero revela que «la tarde de Sevilla fue muy especial para mí. Soy de allí y la considero mi plaza. Además, conecté con la afición y disfruté del toreo. Hay otras tardes muy importante como la de Villaseca porque fue donde empezó todo. La afición de allí me encantó y lo bien que organizan el certamen, que es por eso por lo que tiene tanta repercusión. Gracias a que fui el ganador, después vino todo lo que vino. La recuerdo con mucha alegría».

Aquel jueves 13 de julio, mientras caía el sol por Triana, Javier Zulueta llegaba a la Maestranza. A ese patio de cuadrillas en el que creció jugando al toro y viendo a los grandes toreros. Ese día era él el protagonista. Vestido de luces y a punto de hacer paseíllo. Rodeado de caras conocidas y de la mirada orgullosa de su padre. El novillero recuerda que «es difícil describir lo que sentí en ese momento. Me he criado en él, vestido normal y deseándole suerte a todos los matadores de toros. Incluso he toreado en ese patio de cuadrillas con la almohadilla cuando era pequeño. Verme entrando en el patio de cuadrillas vestido de luces fue algo mágico. Luego vi a mi padre vestido de alguacilillo entrar en la capilla y yo, de luces. Era algo totalmente distinto y que no fui casi consciente en el momento, ni tenía el tiempo para saborearlo. Cuando uno echa la vista atrás se da cuenta de todo lo que ha vivido».

Foto: Empresa Pagés

El novillero sevillano tiene las ideas muy claras. Sabe lo que busca y las fuentes de las que bebe su toreo. Señala que «sin duda, el maestro José Antonio «Morante de la Puebla« ha sido mi referente desde pequeño porque es el torero más completo que existe y el que reúne ese concepto que me gusta. El concepto del arte, pero con el poder. No sólo quedarte ahí, sino el tener la técnica suficiente como para olvidarla y poder expresar lo que llevas dentro y sobe todo esa tauromaquia antigua, pero moderna a la vez».

En este sentido asevera que «busco ese concepto de artista, pero quiero ser un torero más largo. Tener esa técnica para poderle al mayor número de toros posibles. Hoy en día se pide eso. Un poco de regularidad. Siempre con mi personalidad, con la estética y con lo que llevo dentro. Creo que el toreo se trata de expresar lo que uno lleva dentro. Quiero disfrutar delante de la cara del animal y hacer lo que siento».

Pero en su mente caben otros muchos matadores en los que se fija. «Hay muchos otros como Juan Ortega o Pablo Aguado, que son toreros que me encantan y que me inspiran. Ojalá poder torear con todos ellos. Ante todo hay que ser buen aficionado y ver muchos toros y a todos los toreros para aprender, pero siempre sin olvidar tu personalidad y sin tratar de copiar a nadie, porque el toreo se trata de ser distinto y que a la gente le guste«.

El miércoles de farolillos hubo otro «triunfador» además de Morante. Y es que el de La Puebla tuvo la genialidad de reglarle el capote con el que lidió a «Ligerito», de Garcigrande, a Zulueta que revela que «cuando me lo dijeron pensé que era una broma. El que me lo dijo fue mi primo Pablo, que está todos los días gastando bromas. Ni me lo creí porque no tenía motivos para regalármelo porque no tengo el placer de conocerlo. Fue algo increíble y que me lo regalara en ese momento en el que no creo que estuviera pensando en otra cosa. Acababa de cortar un rabo en Sevilla. Se acordó y le dijo a mi padre, ‘toma este capote para tu hijo que sé que le va a hacer falta y está andando muy bien’. Me emocioné y se me ponen los pelos de punta al recordarlo».

Más allá del orbe taurino, Javier es un chico normal, que ha comenzado este año su carrera de Ingeniería Agrónoma. Como cualquier estudiante universitario, acaba de concluir los temidos exámenes del primer cuatrimestre con la diferencia que él es novillero y tiene en el horizonte su debut con picadores. No niega que ambas labores «son muy difícil de compaginar. A veces me lo pregunto hasta yo que cómo lo hago. Es una carrera que hay que estudiar mucho. En la época de exámenes es complicado, pero organizándote hay tiempo para todo. Siempre en mi mente lo que tengo son los toros. Es prioridad, pero hay que buscar hueco para los estudios, aunque el mayor tiempo se lo dedico a los toros».

Zulueta ha despertado una gran ilusión entre los aficionado sevillanos. Tiene una peña taurina en la que cuenta con muchos adeptos que lo acompañan allá donde torea. Al respecto reconoce que «la peña me apoya muchísimo. Son un apoyo fundamental para cualquier torero. En mi caso, el saber que hay personas que me siguen me llena de ilusión y hace que cada vez que toreo me entregue más porque sé que hay gente que se gasta el dinero en verme, en los viajes y todo por seguirme. Eso es lo más bonito que puede tener un torero. El que quieran verte«.